Implicar a los socios continuamente

Las comisiones o los comités elegidos para representar a los miembros de una Casa de Juventud o Asociación deben, en teoría, estar en contacto con sus asociados y saber lo que éstos piensan. Desgraciadamente, a menudo, se convierten en camarillas poco representativas. Es fácil descubrir las razones.

Primero, las personas que están interesadas, activamente, en el trabajo de la Casa o Asociación suelen ser relativamente pocas. Solamente hay que ver el número de personas que asisten a las asambleas generales o el de aquellos que quieren ser elegidos para formar parte de una comisión. El interés por el trabajo de una comisión varía con el tiempo, en algunos casos los miembros se entusiasmarán pero la mayoría de las veces estarán ‘tranquilos’, a menos que se les anime a participar.

En segundo lugar, las comisiones se suelen elegir para períodos de uno o dos años y en ese tiempo pueden ocurrir muchos cambios en la composición y opinión de los afiliados; especialmente en grupos como casas de juventud. La gente elegida al inicio del año puede haber perdido el contacto con los miembros del grupo al final.

En tercer lugar, hay una cierta tendencia de las comisiones a «engancharse» en el trabajo asignado y no ver nunca el final de éste, obsesionándose en organizar y redactar informes, sin darse cuenta de que los miembros de la asociación están preocupados por otros temas distintos.

Por último, como los miembros de una comisión tienen que trabajar juntos durante mucho tiempo, existe el peligro de que se conviertan en un grupo cerrado de los que van siempre juntos, incluso fuera de las reuniones. Si esto ocurre, será difícil para el resto de los asociados entrar en ese círculo íntimo.

Estos son algunos de los problemas que plantean los comités de casas y asociaciones, existe además el peligro añadido que el comité esté constituido por un grupo pequeño de personas que consideren que ellos mismos son «La Comisión». Como es un autonombramiento, no existe un método formal para que aquellos a quién afectan sus decisiones puedan comentar lo que están haciendo. Por tanto, es difícil saber si están representando al grupo o hablan en representación propia.

El procedimiento normal es que el grupo grande tome las decisiones importantes (en casos como casas de juventud, asociaciones de estudiantes, etc. ) y que las comisiones sirvan para llenar los huecos que se produzcan y tomar las decisiones suplementarias. Para evitar problemas y desacuerdos se deberían seguir los puntos siguientes:

– Consultar siempre a todo el grupo sobre los grandes temas.

– Informar a la gente de lo que está pasando mediante reuniones, circulares o charlas.

– Escuchar lo que la gente dice y aprender.

– Intentar que el grupo se mantenga lo más representativo posible.

– No invitar a nadie a incorporarse al comité sin consultar primero a toda la entidad.

– Ser francos respecto al dinero y al trabajo hecho.

– Recordar siempre que están ahí para tomar decisiones en interés de todo el colectivo y no en interés propio.

Por último si oyen comentarios del tipo: «no estamos interesados en lo que la comisión hace», recordar que a menudo la principal causa de la indiferencia de los miembros hay que buscarla en la comisión misma.

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